Utopía Forestal de José Luis Sáez Sáez

Diariamente millones de montañeros, de senderistas o de simples andarines se dispersan por la naturaleza en todo el mundo, accediendo a los lugares más recónditos y más alejados de las ciudades. Constituyen una pacífica pero enorme fuerza. Y creo que la única fuerza capaz de reforestar gran parte de las zonas deforestadas de nuestro planeta.
Porque en sus largos itinerarios encuentran miles y miles de árboles y arbustos de las más diversas especies y porque acceden a bosques autóctonos que ponen a su disposición millones de frutos y semillas. No tienen más que recolectar algunos de los frutos de los árboles de mejor apariencia, quizá más sanos. Muy pocos frutos y en el tiempo adecuado, desmenuzarlos y extraer las semillas, que podrían enterrar en el camino de regreso, en zonas deforestadas y baldías, allí donde es muy poco probable que lleguen las semillas de otro modo. A veces, sin necesidad de alejarse mucho, en el caso de árboles y arbustos solitarios o dispersos.
Porque los montañeros y senderistas pueden realizar esta tarea completamente gratis. Graciosamente, como buenos amantes de la naturaleza que son. Las instituciones, las empresas y los profesionales siguen teniendo su actual trabajo de repoblación, de mantenimiento o de reparación de catástrofes medioambientales, con los escasos recursos económicos que los Estados pueden dedicar en sus presupuestos. (Sin embargo, es absolutamente estúpido que haya dinero para comprar armas, para “sembrar” minas, para mantener tradiciones ignominiosas o, a nivel particular, para ir al campo asustando a los pajarillos con carísimos vehículos a motor).
Porque a los montañeros y senderistas les resulta fácil esta tarea. No necesitan más herramienta que un pequeño objeto punzante para hacer una hendidura en el terreno: la punta de su bastón, una palita, un corto y robusto destornillador. O una estaca o una piedra recogidas in situ. Ni siquiera necesitan compañía, pueden hacerlo solos. Con un consumo de energía y una dedicación casi insignificantes si lo comparamos con sus largas caminatas, sus difíciles y arriesgadas escaladas, sus pacientes esperas pescando o fotografiando la flora o la fauna del lugar. Si ya disfrutan con estas actividades o simplemente fotografiando los bellos paisajes que tiene la fortuna de contemplar, que prueben a conocer la diversidad y cambiante colorido de las flores, de los frutos y de las semillas que producen las plantas que encuentran a su paso.
Porque de la abundancia y diversidad de las aportaciones el resultado sería un paisaje más variado y divertido. Fragmentado y discontinuo. Nada que ver con las plantaciones homogéneas («todopino»), monótonas y aburridas de las repoblaciones forestales efectuadas con fines económicos o de reparación de desastres medioambientales. Plantaciones continuas y densas en las que, en caso de incendio, el fuego podría volar de copa en copa a lo largo de grandes extensiones.
Reforestar es volver a sembrar o plantar árboles en donde ahora no los hay, pero que los hubo anteriormente. Se quitaron para diversos aprovechamientos: agrícolas, ganaderos, construcción de edificios, de obra civil, de ferrocarriles, para combustible, etc.

© 2015 José Luis Sáez Sáez
Para que hasta el más rudo montañero o senderista (como yo) pueda identificar muchos de los árboles o arbustos que se encuentre a su paso, he ilustrado este blog con 315 fotocomposiciones con fotografías propias. En cada una de ellas se puede ver cómo son las flores, cómo son los frutos sin madurar, cómo son cuando están maduros (y, por lo tanto, listos para recolectar), y, finalmente, cómo son sus semillas:

Blog de Jose luis sobre árboles

ANUARIOS ANTIGUOS DEL CLUB ALPINO ESPAÑOL

La Hemeroteca Municipal de Madrid conserva varios Anuarios del CAE y los presenta escaneados para aquél que esté interesado.
anuario1929
El CAE publicó Anuarios de 1911 a 1949. En esta web se presentan los de los años:
1911 y 1912, de 1917 a 1924  y el de 1929-30
Os ponemos a continuación el enlace para que podáis disfrutar de ellos. Son muy interesantes y están llenos de noticias y recuerdos:

ENTREVISTA CON FRANCISCO GARCÍA NUESTRO GUÍA BENÉVOLO

FRANCISCO GARCÍA GÓMEZ DE MERCADO

francisco

Hola, Francisco. ¿podrías hacer para nosotros una breve biografía tuya?
Aunque nací en Canarias, pasé poco tiempo allí, y he vivido mi niñez y juventud sobre todo en Tarragona, donde comencé a ir a la montaña, pero en plan muy “de excursión” con los amigos, para luego venir hace ya bastantes años a Madrid.
Profesionalmente soy Abogado y Abogado del Estado, lo que sin duda ha sido más mérito para actuar como Secretario General de la Federación Madrileña de Montañismo, que mis méritos propiamente montañeros.
En los últimos años, asimismo, he organizado salidas a la montaña con el Club Alpino Español, del que he sido nombrado Vocal de Actividades Deportivas. Para organizar estas salidas y difundir el montañismo creé un grupo en Facebook, denominado “Domingo en la Sierra”.

También he publicado algunos pequeños libros recopilatorios de salidas a la montaña, uno de los cuales, el de la Gran Circular de Guadarrama, dio lugar a que me concedieran el Premio de la Gala del Deporte de la Comunidad de Madrid 2020 en la modalidad montañismo.
¿Te consideras un montañero, un alpinista, un escalador…?
Soy montañero de base, ya me gustaría haber sido un gran alpinista.
Me considero montañero, porque para mí la montaña es más que una actividad deportiva concreta. Es un entorno, un sentimiento e incluso, hasta cierto punto, una filosofía. En la práctica, soy básicamente senderista, aunque de subir a las cimas y no tanto andar por los llanos. Quizá lo que más me gusta es subir por las canales nevadas en invierno, y también he escalado algo en roca.
¿Cuáles han sido los lugares de montaña que más te han impresionado?
Hay muchos por distintas razones. El Aneto, a pesar de las noticias sobre su masificación, creo que es impresionante y no debe dejarse de subir. Me gusta también mucho el Almanzor. Y en nuestro entorno más cercano tenemos cimas imprescindibles, como Peñalara, y bosques encantadores como el de Canencia. Fuera de España, la majestuosidad de los Alpes es deslumbrante.
¿En qué cifras tu amor por la montaña? ¿Cómo nació en ti esta afición?
Como he dicho antes, para mí la montaña es más que una actividad deportiva concreta. Es un entorno, un sentimiento e incluso, hasta cierto punto, una filosofía. Por lo pronto, el montañismo no es la mayoría de las veces un deporte competitivo: el reto no es ganar a otro, sino conseguir tus metas, o simplemente disfrutar. Los otros no son rivales sino compañeros. El entorno natural, además, te evade de los problemas cotidianos. La gestión del riesgo y la organización igualmente me han atraído.
Mi afición nació poco a poco. Primero de excursionista, de trayectos cortos y con poca frecuencia, a ir haciendo cosas cada vez más exigentes y más a menudo, más con la madurez que con la juventud. Fui encontrando en el montañismo la actividad física que mejor me cuadra, y un entorno diferente al que me gusta escaparme.
Vives en Madrid. ¿Aceptas bien el vivir en una ciudad? ¿Sueles salir de ella con frecuencia?
Sí, vivo en Madrid y me gusta. Soy montañero, pero creo que es compatible con vivir en la gran ciudad y disfrutar de ella. Todos los fines de semanas voy un día a la montaña.
¿La montaña te supone un reto? ¿Porqué?
Sí, constituye un reto en diferentes aspectos. Desde luego en el físico: llegar más lejos y más alto. Hacer cosas más complicadas. También en la gestión del riesgo y superación. De pequeño tenía mucho vértigo.
¿Cómo es tu actitud ante la naturaleza, ante la vegetación y la fauna?
La naturaleza hay que respetarla. Eso no supone que no podamos acceder a ella. Pero debemos hacerlo con respeto, procurando producir el menor impacto posible. Eso es aplicable a la vegetación y la fauna. Respecto de los animales salvajes (cabras montesas o zorros, por ejemplo, que es lo que se puede encontrar en Madrid) creo que hay que evitar “domesticarlos” dándoles comida. Deben mantener su vida propia.
¿Crees que para los niños y los jóvenes es un valor positivo salir a la montaña? ¿Cómo lo enfocas?
Salir a la montaña es un valor positivo para todos: niños, jóvenes y adultos. Para los niños y jóvenes, en particular, es una manera de comprender el mundo, que no se limita a las ciudades, donde todo está más o menos controlado. A conocer la naturaleza y la importancia del medio ambiente. También, por supuesto, a realizar una actividad física, a actuar en grupo, y a disfrutar de una manera sana.
Sueles salir a la montaña en recorridos asequibles. ¿Cualquiera puede hacerlos?
Con el tiempo uno va queriendo hacer recorridos más largos y con más desnivel. O más complicados. Lo que suelo hacer no es demasiado exigente, no hay que ser “profesional” para hacerlo, pero tampoco suelen ser itinerarios de iniciación.
¿Eres aficionado a la fotografía en la montaña?
Sí. Solo aficionado, pero me gusta hacer fotos en la montaña.
¿Qué nos dirías de la sierra de Guadarrama? ¿Y de otras sierras que frecuentas?
La Sierra de Guadarrama y su entorno, la Sierra de Ayllón y la de Rincón, tienen parajes extraordinarios. Hay lugares concurridos pero muchísimos otros que no lo son, que apenas vas a ver a nadie en toda la ruta. Y están tan cerca de Madrid.
Con un poquito más de tiempo merece la pena ir a Gredos, y por supuesto ya viajando más horas los Picos de Europa y los Pirineos.
Pero todas las sierras tienen su atractivo. Aunque, por supuesto, hay montañas y lugares más espectaculares que otros, puedes encontrar la magia de la montaña en cualquier sierra.
¿Cuál es la mejor alimentación para tus recorridos?
Como supongo que le habrá pasado a mucha gente he ido comiendo diferentes cosas. Comenzando con el típico bocata. Pero desde hace unos años llevo fundamentalmente barritas energéticas, frutos secos y fruta. Para ir comiendo a lo largo de la ruta, en pequeñas paradas, sin hacer la “comida”. Además, son alimentos que permiten recuperar energías con cierta rapidez.

Si tienes que pernoctar ¿Cómo lo haces?
Con la edad uno se vuelve comodón, y, la verdad, si puedo pernoctar en casa o en un hotel lo prefiero. Pero los refugios también tienen cierta magia, cierto espíritu, que de vez en cuando gusta revivir; aunque en España muchos sean bastante “espartanos”.

Háblanos de la ropa y el calzado en la montaña.
En la montaña quizá lo más importante es el calzado: zapatillas o botas con buena suela para ir a la montaña.
En cuanto a la ropa, hay que tener en cuenta que el tiempo de la montaña no es el de la ciudad, puede hacer frío o llover más frecuentemente y con menos preaviso que en la ciudad.
La ropa exterior debe tener membrana que permita no solo protegerte de la lluvia sino evaporar tu sudor. Si no, podrías mojarte por dentro, aunque no te llegara una sola gota de lluvia.

¿Qué equipo sueles llevar?
Depende de la actividad. En general no hace falta un equipo especial, más allá de la ropa, agua y comida y un botiquín. Para la montaña invernal son imprescindibles los crampones y el piolet, y el casco en las canales. Para la escalada, el equipo crece, con arnés, cintás exprés, cuerda, etc.

¿Cómo cambian tus excursiones en las distintas épocas del año?
Las diferentes estaciones determinan las excursiones. En invierno y el comienzo de la primavera tenemos nieve y prefiero las rutas por terreno nevado. En primavera destacan las praderas con flores, arroyos y pequeños saltos de agua procedente del deshielo. Al final de la primavera, con los días más largos, es el momento de hacer las rutas más exigentes. En verano, con el calor, las rutas pueden ser un poco más duras, pero tienen también su atractivo. En otoño los bosques, sobre todo los de robles, abedules, hayas o castaños, son preciosos, y bien merecen una visita.

Danos finalmente un buen consejo para empezar a ir a la montaña

Ir con buen calzado, agua y algo de comida, y comenzar por rutas sencillas y mejor con alguien que las conozca.

Historia del Twenty

CLUB ALPINO ESPAÑOL
HISTORIA DEL TWENTY
Los comienzos del esquí en Navacerrada
Magdalena Velasco Kindelán Bibliotecaria del CAE 
01/03/2017

 

El «Twenty» es un pequeño refugio de montaña situado en un hermoso lugar de la Sierra de Guadarrama llamado «El Ventorrillo». El chalet tiene ya más de ciento diez años, pero todavía se mantiene enhiesto a pesar de la dureza de los inviernos que han pasado por él. Su historia es la de los deportes de invierno en la zona de Navacerrada.

A comienzos del siglo XX la ciudad de Madrid vivía de espaldas a la Sierra de Guadarrama ,a pesar de  que esta  le proporcionaba un agua cristalina y su famoso aire sutil. Nadie recorría  sin una verdadera necesidad los 60 Kilómetros que las separaban. Sin embargo, en tiempos no vedados , algunos cazadores subían a Cercedilla a cazar  conejos y perdices. Así lo contaba Diego Quiroga, uno de los primeros esquiadores, remontándose a un recuerdo juvenil:

«Mi mente se va a principios del siglo XX. Estábamos un amigo y yo en la Estación del Príncipe Pío, esperando en un vagón de tercera a que arrancara el tren mixto de Galicia. Nos apearíamos en las estribaciones de la Sierra a cazar alguna perdiz por Collado Mediano o el cerro del Telégrafo. Entonces se abrió la puerta del departamento y apareció Don Manuel – al que yo ya conocía- con otros amigos. Llevaba perro, escopeta , morral y canana. Nos animó a unirnos a ellos en el día de caza, que iban a pasar por Cercedilla .Aceptamos con gusto».(1)

Este  Manuel González de Amezúa uno de los  protagonistas de nuestra historia. Por estas fechas tendría unos 30 años y era  hombre inteligente y lleno de iniciativas. Había nacido en Madrid en 1876 y fue Agente de Cambio y Bolsa y también criador de ganado ovino de pura raza merina en su finca «El Cid» en el término de Sanchorreja (Ávila).

Su afición al montañismo se desarrolló en la Sierra de Gredos; y muy pronto comenzó a viajar a Suiza, en especial a Davos, donde aprendió a esquiar.(2)

Don Manuel González de Amezúa en 1918

Sigamos con la narración de Diego Quiroga:»Al pasar por el Puente de los Franceses se veía la Sierra cubierta con una caperuza blanca. Entonces me dijo: Quiroguita, cuando dentro de poco entre la veda y no puedas cazar ¿porqué no te vienes a Navacerrada a patinar con skis?¿Y qué es eso? le pregunté . Y allí, en aquél vagón de tercera nos dio un curso de iniciación al ski. Yo, dijo Amezúa, mañana me voy a Suiza, y a la vuelta te avisaré para que subas conmigo a Navacerrada .Estoy seguro de que, con la afición que tienes al campo y a la montaña me ayudarás a llevar gente a la sierra y a que se aficionen a la nieve y al ski. Te traeré de Suiza unos skis, guantes y ataduras. Un equipo completo.»-(3)

En un artículo sin firma publicado en el Anuario del Club Alpino Español de 1924, se resumen así estos datos:

El alpinismo, y con este los deportes de nieve , tienen en España una muy corta existencia. En el año 1904 eran contadísimos los que se aventuraban por las vertientes de nuestra Sierra de Guadarrama, no existiendo por entonces refugios ni construcción alguna que sirviera de resguardo contra los rigores del tiempo.

El actual Presidente honorario del Club, señor Amezúa, que por sus aficiones cinegéticas conocía como ninguno nuestra vecina sierra, y que por sus viajes al extranjero tenía perfecto conocimiento de los deportes de nieve, pudo apreciar que las laderas del Guadarrama, y especialmente las cercanías del Puerto de Navacerrada, reunían bastantes buenas condiciones para practicar en ellas los deportes de nieve, y especialmente el ski.(4)

LOS LOCOS DE LA SIERRA Y SUS MAESTROS

Aquí entran en escena dos amigos de Amezúa de nacionalidad noruega. Se llamaban K.Christiansen y  B.Lorensen, y eran directivos de una Sociedad llamada Compañía de Maderas, que tenía su base en Segovia. A ellos-buenos esquiadores- encargó González de Amezúa la confección de varios pares de esquís.( A uno de estos amigos  debe su nombre la pista del Noruego. Y otro  noruego, Federico Linoe, constituyó  con otros una de las Agrupaciones del CAE, con base en una casa de  madera tratada  que todavía resiste las ventiscas.) Veamos lo que dice el propio Amezúa:

Ellos fueron los primeros skis que pisaron la nieve de nuestro querido Guadarrama.(…)El ejemplo cundió rápidamente ,casi al mismo tiempo, entre mis iniciadores hacia las bellezas de la sierra, y pronto mi maestro el Dr. Madinaveitia y sus entonces ayudantes Sres Sandoval, Gayarre y otros se apresuraron a proveerse por mi mediación de tan originales artefactos. Nuestros progresos no pasaron por aquel invierno de sostenernos malamente en ellos, y hasta el próximo invierno de 1904 y en los de 1905 y 1906 no empezó la afición a desarrollarse de modo descompasado.(5)

Amezúa, con una grandeza que le honra, al hablar de sus Maestros se refiere a aquellos que  «…además de inculcarnos el amor a estas bellezas alpestres (sic), tan desconocidas como espléndidas , contribuyeron con sus ejemplos y trabajos a facilitarnos nuestra empresa. Vaya un recuerdo merecido a los que como Mcpherson, Bolívar, Quiroga, Sama, Bernaldo de Quirós, Giner de los Ríos , Cossío y otros ,tanto nos ayudaron.»(6)

Como dice uno de aquellos locos de la Sierra, Alfredo de Zavala y Pofora :»Los esquís eran malos y las ataduras peores.(…)apenas se podían gobernar y las caídas eran muy frecuentes pero todo se compensaba con el placer emocionante de pisar aquella nieve virgen y disfrutar del goce sin par del silencio solemne de los bosques de pinos nevados.»(7)

La cita en Madrid con  Diego Quiroga y otros amigos jóvenes, en su mayor parte estudiantes de Escuelas de Ingeniería , tuvo lugar en la Cervecería alemana de la Plaza de Santa Ana, donde se estableció el cuartel general de los esquiadores. Subir a esquiar no era una cosa cómoda. Sólo se podía subir en domingo, porque el sábado se trabajaba. Oigamos a Zavala:

Salida en el tren de la estación del Norte a las 8 de la mañana del domingo ; llegar a la estación con los esquís al hombro , los pantalones cortos , las medias y el jersey, generalmente blanco, corriendo para llegar a tiempo para tomar el tren. El billete de ida y vuelta a Cercedilla costaba 2,05 pesetas. En el tren íbamos alegres, como pájaros en primavera, muchas veces cantando a coro canciones populares de diversas regiones. Al llegar a Cercedilla volvíamos a coger los esquís al hombro y subíamos a pie, a media ladera, el empinado sendero que nos llevaba al Ventorrillo.(ibidem)

LA CASILLA DE PEONES CAMINEROS

Aquella curva amplia de la carretera que subía al Puerto proporcionaba buenas pistas. No había alma viviente, y tampoco lugar alguno donde refugiarse, excepto una vieja casilla de peones camineros medio derruida. La carretera no estaba asfaltada, era de tierra apisonada y macadam.

 

» Los orígenes y la historia del Ventorrillo están indisolublemente unidos a la carretera de Villalba a La Granja, construida a finales del siglo XVIII según proyecto de Juan de Villanueva y por expreso deseo de Carlos III. Fue este célebre arquitecto, al que se deben todas las obras de infraestructura de este camino real, como el puente de la Cantina que cruza el río Eresma en la vertiente segoviana, quien emplazó en este lugar una casa de peones camineros y una venta o parador para arrieros y carreteros en donde cambiar los tiros de mulas y encuartar las carretas de bueyes antes de emprender las duras pendientes del puerto.»(8).

El hecho de que muchos de los deportistas  fueran estudiantes de Ingeniería de Caminos les facilitó el acceso a los responsables ,y en el invierno de 1905, Manuel González Amezúa pidió permiso para usarla de forma esporádica. Pidieron y obtuvieron también  permiso para restaurarla a su costa, sin más derechos. Se conservan en el CAE anotaciones de gastos de reparación  de la casilla, que cubrían los socios.

La casilla en 1905

Por entonces D:Manuel decidió fundar el Club Alpino Español, y se estudió a fondo los Estatutos del Club Alpino francés. Dibujó e hizo  coser una bandera con el escudo del Club …y entre vivas la elevó a un alto pino frente a la casilla de peones camineros. Era el invierno de 1906.

El Club Alpino conserva un curioso cuadernillo titulado «Club Alpino. Sociedad de excursiones.»(9).En él se da cuenta de los ingresos y gastos  de este grupo, precursor del Twenty, muy posiblemente reunido en la casilla de peones camineros. Pone los nombres de los 11 socios: Manuel Amezúa, José del Río, José Ontañón, Santos Mata, Leopoldo Torres, Vicente Buylla, Luis Armiñan, Carlos Posada, Gustavo Levenfeld, Cayetano Vivanco y Manuel de Orueta. El cuadernillo informa de que la cuota es de 2,50 Pts. En Diciembre se incorporan Ernesto Olsen y Manuel Rodriguez Arzuaga y no aparece Vicente Buylla. Las cuentas son muy sencillas. Hay una propina de dos pesetas para el peón caminero, y gastos detallados de objetos corrientes (un candado 1pta,una cazuela 3,50, un colador, una garcilla 4,55, 6 sacos de paja,7,50 lámpara de acetileno 4,45).También aparece un rollo de película máquina fotografía 5,60. Curiosamente sólo cuatro de estos pioneros se integrarán el el grupo de los Twenty: Amezúa,  González Posada ,Armiñán y Rodríguez Arzuaga.

 

LOS VEINTE DEL TWENTY

Las anotaciones terminan en Febrero de 1907. Probablemente entonces pasaron de la casilla al Twenty. Ya en 1906 se había decidido construir un chalet propio. Para ello se solicitó a la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio, en su sección de Montes, una concesión de un pequeño terreno para construirlo. La concesión  dice así en esencia:

Visto el expediente incoado en ese distrito por instancia del Presidente del Club Alpino Español elevada a este Departamento, solicitando autorización para construir una casa refugio en el monte Pinar Baldío perteneciente a los propios de Cercedilla y Navacerrada….

Resultando que la construcción de dicha casa refugio  no dificulta la buena conservación  y ordenado fomento de la producción del monte…

Considerando que este género de construcciones en montes  como el que es objeto de esta disposición resultan convenientes tenida cuenta la gran superficie desprovista de todo albergue.

(Se autoriza) al Club Alpino Español a construir la casa refugio que solicita en el monte Pinar Baldío…(10)

El terreno concedido era exiguo : 60 metros cuadrados.

La alegría fue grande. Amezúa había dicho :»Voy a buscar sitio para la primera casita  que aquí vamos a tener. Se llamará Twenty Club porque seremos veinte los que la construiremos.»

Con su gracejo habitual nos cuenta Diego Quiroga la escena: El mismo Amezúa. seguido de varios de nosotros eligió un sitio de hermosa vista , en el borde del pinar. Era el mejor sitio de aquél paraje .Los jóvenes nos fuimos a esquiar, pero él se quedó buscando agua para la proyectada casita .Al volver nos dijo Ya tengo todo, sitio, agua, piedra, todo. Alguien le dijo ¿Y dinero? También lo tendremos. Corría 1906.(11)

1927

El dinero fue poco: 2000 pesetas. Los veinte socios pusieron 100 pesetas cada uno, aunque luego hubo que poner más. El constructor fue- posiblemente- un Maestro de obras de Cercedilla llamado Vicente Serra. No hay ningún documento que lo acredite, pero sí una carta de 22 de Abril de 1909 en la que Serra   se compromete a una nueva construcción-lo que después sería el Chalet del CAE- y hace una alusión a la vieja, de la que se deduce que no fue fácil y hubo problemas. Dice así:

No creo que otro lo haga más barato a no ser que se propongan hacerles una chapuza, bien sabe Vd que en contra de mi voluntad  se hizo en aquél estado el chalet nuestro…(12)

Efectivamente la construcción fue complicada. Dice Diego Quiroga «En un año se construyó la casa y allí nos instalamos .La cubierta de teja plana salió volando con las primeras ventorreras, y se sustituyó por lona embreada en grandes listones.(13)

El artículo citado  del Anuario del año 24 hace una ligera alusión a las circunstancias adversas, sin concretarlas:»Grandes fueron las dificultades con que tropezaron para poder llevar a cabo esta edificación  que consiguieron ver terminada felizmente en el invierno de 1907, siendo la precursora y el fundamento del actual Club.»(14)

Amezúa cuenta en sus recuerdos estas y otras desgracias:»Ajustada en un principio en 2000 pesetas su construcción y suspendida a las pocas semanas de empezada por los rigores  del invierno que impidieron  continuar las obras pasó aquella por una serie de peripecias y contratiempos capaces de desanimar a los más entusiasmados. Desapareció en aquél invierno el banquero que custodiaba los fondos, reunidos a fuerza de economías, dividendos extraordinarios…y sablazos bien administrados; y fue muy entrado el otoño de 1907 cuando pudimos ver cogidas las aguas del tejado.»(15)

Esta es la lista de los veinte constructores con su número de Socio del Club Alpino ,extraída del listado de Socios del Anuario del CAE de 1917:

1-Manuel González Amezúa 2.Carlos González Posada 3. José Aguinaga 4.Luis Armiñán 5.Manuel Rodríguez Arzuaga 6.Teodoro Varela 7.Domingo de las Bárcenas 8.Enrique Dupuy de Lôme 9.Fernando Gallego 10.Ultano Kindelán Duany 11. José Weissberger 12 Gonzalo Torres y Polanco 13 José Mendizábal 14 Rodrigo Adán de Yarza 15José Sandoval 16 Antonio Prast 17 Alberto Pineda 18 Ricardo de la Huerta 19 Diego Quiroga y 20 Andrés Barth.

El Twenty hacia 1916.Archivo CAE

El Twenty se hizo sobre los planitos que dibujaron los propios Socios. Tenía un aspecto alpino, con tejado a dos aguas de mucha inclinación. Tenía dos pisos, el de abajo en torno a una chimenea, y el de arriba dormitorio común. Con los años se añadiría un balcón y un banco exterior de piedra y se dividiría internamente con tabiques.

 

Planito y dibujos iniciales del Twenty conservados en el Archivo del CAE

NUEVAS CONSTRUCCIONES

Poco tiempo  estuvo solo este sencillo refugio. Un grupo de estudiantes de varias Escuelas de Ingenieros decidieron acometer otro proyecto. Se trataba de otro chalet más cerca de la carretera que se llamó la Casa de los Ingenieros o Agrupación B. El Twenty era el A. Ante su empeño, se vieron urgidos  a pedir nuevos permisos y a legalizar el proyecto  del Club Alpino Español para acoger ambos refugios bajo su protección. En Asamblea realizada en la Asociación de Ingenieros se aprobaron las bases y Estatutos, que quedaron registrados en el Gobierno Civil de la Provincia el 18 de Mayo de 1908.También se creó un Reglamento para las Agrupaciones.

Contaba por entonces el C.A.E. con casi trescientos miembros. Un  grupo de socios reunidos en torno al Dr Madinaveitia construyó otra pequeña Agrupación, señalada como C ,(que sirvió durante mucho tiempo, pero en los años 80 se abandonó por razones que ahora contaré y fue demolida en 2015). Y en el año 1909 se planteó la construcción de un  Chalet grande que construyó el Maestro de obras de Cercedilla Vicente Serra. Fue tal el éxito de la iniciativa que hubo que ampliarlo en años sucesivos, 1912 y 1916.(16)

El Twenty siguió sirviendo como refugio de esquiadores. Su falta de comodidades relegaba allí a los más jóvenes. Se hicieron varios arreglos, y se reparó con frecuencia el tejado. En el Archivo del CAE se conserva una hoja cuadriculada manuscrita de los años 1909 y 1910 en la que  se anota lo siguiente:»Abonado a Modesto Vargas por las obras de reforma del Twenty, chimenea, ventana Norte, terminación de la habitación superior, romanato, barandilla, embrear el tejado, bancos, quitar las rejas, correr dos ventanas, encintar los muros de la pared posterior con cemento, tabique de la habitación superior y blanqueado.557,05 pts.»(17)

También en esta hoja se habla de compras, como dos camas somiers, una estufa , persianas, jarras y utensilios de cocina etc. En total han gastado 1413,95 pts.

Vemos el Chalet del Club Alpino. A la derecha la Casa de los Ingenieros. En el Centro, al fondo, El Twenty

EL ÉXITO DEL FERROCARRIL AL PUERTO

El año 1914 se construyó un trampolín de saltos en el kilómetro 20 de la carretera, un poco más arriba del Ventorrillo, que estaba en el 16,500.

Pero el gran cambio vino en 1923 cuando el tren comenzó a subir al Puerto de Navacerrada, gracias al empeño de un socio Twenty, el ingeniero Don José Aguinaga que  diseñó el trazado. En 1919 se había creado la «Sociedad Anónima del Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama»; se iniciaron poco después las obras que concluyeron en 1923, con un tremendo éxito de viajeros. Ya los esquiadores subían en directo al Puerto.

Con este motivo el Club Alpino decidió construir un nuevo Chalet en el Puerto y otro en Cotos. Con ello, el Ventorrillo perdió interés logístico, aunque era tal la afluencia de gente en invierno, que todo se llenaba. Se construyeron tres agrupaciones más : la llamada Urgoiti, Agrupación E, en 1919.  La del noruego Ernesto Linoe ,Agrupación F y la llamada Kindelán, o Agrupación G, estas últimas aprobadas en 1924 y construidas el año siguiente. Todas siguen en pie y cuidadas.

Con motivo de la celebración de los 75 años del CAE, una socia relató sus recuerdos de aquellos días de invierno, antes del tren al Puerto. Merece la pena escucharla:»Muchas veces íbamos en tren a Cercedilla y subíamos por el Calvario, descansábamos en el Chalet de El Ventorrillo y subíamos andando hasta la Bola del mundo, bajábamos el Ventisquero de la Condesa, donde solíamos comer. Después de un continuo sube y baja con los esquís, regresábamos esquiando por la carretera helada y echando chispas.

Al llegar al Chalet del Ventorrillo,  adosado a la pared, había un largo banco en el que las socias que subían solamente a lucir la vestimenta alpina y de esquiadora ,que entonces se llevaba con faldas, tomaban el sol del atardecer y delante de las que pasábamos como rayos pues nuestro aspecto después de un día tremendo de ajetreo no era precisamente maravilloso. Sin embargo una vez arregladas, irradiábamos la ilusión de un día pasado  en las altas y nevadas cumbres.»(18)

EFECTOS DE LA GUERRA

Tras la guerra civil del 36-39, el Chalet del Ventorrillo y la Casa de los Ingenieros quedaron destruidos por un incendio. Se conserva en el CAE un Informe de un folio titulado» Informe del estado de los chalets del CAE en la sierra de Guadarrama», fechado en Junio de 1939.En él se habla de la imposibilidad de reconstruir con gasto razonable el Chalet del Ventorrillo; en cambio sí ve viable reconstruir El Alpino del Puerto y el de Cotos.

No habla del Twenty. Por tradición familiar no documentada, sabemos que quedó totalmente afectado. Sus vecinos más próximos, los miembros de la Agrupación G, intentaron reunir a los socios Twenty interesados en reconstruirlo. Se conserva una pequeña lista de 9 nombres bajo el título Socios del Twenty Club. Tiene teléfonos, nombres y direcciones, pero no consta la fecha. Los nombres son Amezúa, Gonzalez Posada, Rodriguez Arzuaga, Armiñán, Kindelán, Torroba, G.Decaux y  Quintanar.¿Qué había sido de los demás?.¿Se utilizó esta lista para contactar a los que pudiesen volver a interesarse por el Twenty?.

Ante el aparente desinterés de los sobrevivientes, los miembros de la Agrupación G, a cuyo frente estaba el socio Twenty Ultano Kindelán, acometieron por su cuenta los arreglos de la casita en 1947, con un coste total de 27.335,22 pesetas. Desde entonces el Twenty ha sido mantenido por los miembros de esta Agrupación.

En el año 1982 el ICONA dictó una resolución declarando por su cuenta  la caducidad de las concesiones y autorizando la utilización en precario del Twenty para grupos juveniles de Navacerrada; como consecuencia de la incorrecta utilización por alguno de ellos, la casa quedó vandalizada. El CAE interpuso Recurso Contencioso Administrativo  y en 1986 se falló a favor de la continuidad de la concesión hasta su término, fallo confirmado en 1987 por el Tribunal Supremo. De nuevo los miembros de la Agrupación G se hicieron cargo de los gastos derivados del mal uso, invirtiendo un total de 226.000 pesetas cantidad modesta gracias a que todo el trabajo lo hicieron ellos mismos. Por el Twenty han pasado en este tiempo muchos montañeros, especialmente jóvenes, con el control de la Agrupación G, y podemos decir que el edificio está en un estado razonablemente bueno que permite su uso, sin comodidades.

CONCLUSIÓN

El fin de la concesión del terreno en el Pinar Baldío al Refugio llamado Twenty, plantea la cuestión de qué hacer en adelante con él, habida cuenta de que no es un edificio demasiado sólido y que si no se cuida quedaría pronto destrozado por el clima y la incuria. Y no olvidemos los posibles  vandalismos de los que ya tuvimos una amarga experiencia en los años 80,como hemos relatado. Demolerlo, como se hizo con la Agrupación C, sería olvidar su valor histórico y cultural.

Los Ayuntamientos están obligados a conservar aquellos bienes culturales e históricos -tanto si están declarados tales o no-por sí mismos o por medio de otras Instituciones. Consideramos que el Twenty reúne las características que lo hacen acreedor a una conservación y cuidado por todo lo que representa.(Ley 3/2013, de 18 de Junio CAM)

Como ya expusimos en otro momento, hay muchas razones históricas y conservacionistas que aconsejan mantener este edificio y los demás  que con tanto esfuerzo, y con el visto bueno de las Administraciones, creó y conservó el Club Alpino Español. En ellos se defendió siempre un recto uso de la montaña y de sus bienes, sin causar el menor detrimento en ella. Y esto a lo largo de más de un siglo en el que no estaba tan clara como ahora la obligación de cuidar y conservar los bienes naturales.

El CAE ha cuidado siempre estos refugios-por sí o por los miembros de sus Agrupaciones-y se ha preocupado de no provocar incendios en los montes y avisar en caso de ver algo irregular. Ha llevado a cabo las mejoras en las casas  de modo mínimamente invasivo, gastando muy poca agua y facilitándola a todos los montañeros que la solicitan. No se han plantado especies foráneas, y se han cuidado con esmero todas las formas de vida que en ella habitan, vegetales y animales. Jamás desde ellos se ha cazado, ni utilizado jeeps o motos, ni siquiera bicicletas de montaña que tanto dañan el terreno.

No se ha cortado leña para las chimeneas, usando sólo ramas caídas o piñas secas. Nunca ha depositado basuras en el monte, llevándola siempre a los containers dispuestos por el Ayuntamiento. Ni siquiera hay en estas casas televisión o teléfonos fijos para no dañar el paisaje con instalaciones antiestéticas. Siempre ha fomentado un disfrute sencillo y sano de la montaña, con montañismo, escalada y deportes de nieve. Al ser grupos numerosos de socios, familiares y amigos, ha facilitado el acceso ordenado a sus refugios de muchas personas.

La Administración local deberá valorar las posibles soluciones . La utilización y conservación de este pequeño refugio no es fácil por su aislamiento y lejanía del casco urbano de Cercedilla. El Club Alpino Español se ofrece a participar en la solución, asumiendo por supuesto las decisiones del Ayuntamiento. Lo haríamos cuidando del edificio y ofreciéndolo como refugio a nuestros socios montañeros, con el apoyo  del Ayuntamiento y por el tiempo que se determine. Para ello convendría que el Ayuntamiento y el Alpino hablasen con franqueza y espíritu de colaboración, como por nuestra parte ofrecemos.

2012

 

 

 

NOTAS

(1)»Mis recuerdos de Don Manuel González de Amezúa» Diego Quiroga Losada, Marqués de Santa María del Villar. Archivo del Club Alpino Español.

(2)Carta de Don Fernando Olivié  al Presidente del CAE, con datos biográficos y fotográficos de su abuelo. Don Manuel G. Amezúa. Archivo CAE. Sin fecha.

(3)Quiroga ibidem

(4) Anuario del CAE 1924.»Historia retrospectiva», sin firma.

(5)Manuel González Amezúa.»El Club Alpino» Publicado en Heraldo deportivo, 15 de Abril de 1916.

(6)Manuel G. Amezúa.»El Club Alpino»(distinto)Publicado en España Automóvil  30 Dic 1910

(7)Alfredo de Zavala Pofora «Primeros tiempos de la afición al esquí en la sierra de Guadarrama». Marzo 1981.Archivo CAE.

(8) JULIO VIAS CUADERNO DE BITÁCORA SOBRE LA SIERRA DE GUADARRAMAhttp://juliovias.blogspot.com.es/2014/02/el-ventorrillo.html#more

(9)Club Alpino. Sociedad de excursiones. Madrid 1 de Noviembre de 1906. Archivo CAE

(10)Concesión terreno en el Pinar Baldío. Archivo CAE. Cuerpo Nacional de Ingenieros de montes. Distrito forestal de Madrid. Num 717.

(11)Quiroga ibidem

(12)Carta Vicente Serra 22 Abril 1909.Archivo CAE.

(13)Quiroga ibidem

(14)Anuario CAE 1924

(15)Manuel González Amezúa.»El heraldo…»

(16)ibidem

(17)»Estado de cuentas del Twenty Club en el año de 1º de Julio de 1909 a 31 de Junio de 1910″. Archivo CAE.

(18)»Una vida a través del Club Alpino español en el Puerto de Navacerrada». Ilegible el nombre.Archivo CAE.